En los últimos años, las sociedades en distintos países han experimentado una serie de crisis y conflictos cuyas repercusiones se han percibido más allá de sus fronteras, teniendo consecuencias a nivel regional y global.
Vivimos en un mundo donde la hiperconectividad de las comunicaciones, el transporte y la economía aceleran la propagación de ideas, derechos, conflictos y enfermedades.
Sin importar la naturaleza de las crisis, los gobiernos, los negocios y las personas comenzaron a invertir en tecnológicas para dar solución a la muchos de los problemas. Así, cuando se implementaron las cuarentenas en el mundo para contener la pandemia, la renovación de dispositivos, la ampliación de la cobertura de internet, el almacenamiento y respaldo de los activos informáticos en la nube, y por cierto, la ciberseguridad, se convirtieron en una necesidad para las empresas.
La pandemia permitió que muchas empresas apreciaran la importancia de la ciberseguridad. El aprendizaje fue duro para algunos, quienes tuvieron que experimentar ciberataques para implementar soluciones. Pero para muchos otros, esas lecciones se transformaron en factores de cambio en la conducta de las organizaciones, las que adoptaron buenas prácticas y tecnologías basadas en ciberseguridad.
La actual guerra en Ucrania también está ayudando a tomar medidas para proteger los activos de las empresas y organizaciones. Las amenazas y riesgos que despiertan una escalada de la guerra cibernética bajo la expectativa de una represalia de parte de Rusia a las economías occidentales obligan a los mercados en general, y a las infraestructuras críticas -y especialmente a los bancos- en particular, a estar reparados.
Pero no porque el blanco sea una economía, una empresa o una organización específica durante una crisis, significa que otros se pueden librar de la amenaza. Una de las mayores complejidades en un mundo hiperconectado es que todos los actores de un área o todos quienes cuentan con una capacidad desarrollada por un proveedor en común, se pueden ver involucrados tras un ciberincidente.
Por eso es necesario contar con infraestructura de punta, que sea capaz de entender las condiciones específicas y las necesidades críticas de los negocios. Las empresas deben estar preparadas para las actuales crisis y para las que vendrán.
Hoy podemos afirmar que las nuevas crisis de este siglo tienen un fuerte énfasis en la ciberseguridad, por lo tanto, invertir en mejores capacidades y una perspectiva para ver las vulnerabilidades de los negocios en tiempo real pasan también a ser un activo de los negocios.
Camel Secure ofrece desarrollos en la perspectiva de ese futuro. Camel Secure cuenta con soluciones que se adecúan a riesgos específicos de los negocios, que permiten a los equipos de seguridad TI alcanzar mayores niveles de madurez, capacidad de protección y resiliencia.
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